Prof. Fazio
18 de sep de 20212 min.
El tabú social que ronda atrás de la sexualidad impide en muchos casos un análisis y un estudio más profundo de algunas cuestiones muy interesantes y particulares. Pero la ciencia decide pasar por encima de esta norma no escrita y así nace la Habitación de los Orgasmos, un sitio pequeño que juega con nuestras sensaciones más efervescentes.
Así nos referimos a la ciudad que supo abrir la primera Universidad del mundo allá por el lejano 1088, siendo el modelo de todas las que le siguieron. Hoy no hablaremos de universidades o de historia, pero el argumento si tiene que ver con el saber científico pero, seamos sincero, este es un saber que a más de uno enciende las ganas de estudiar.
Este saber se encuentra en una pequeña habitación situada en las Sierras de los Jardines Margarita, un hermoso parque a poca distancia del centro de la ciudad medieval, y que esta preparada para bombardear nuestros sentidos con cantidades inusuales de estímulos eróticos. Todo esto tan solo sentándonos y usando los apósitos auriculares.
Ustedes se preguntarán ¿como funciona esta extraña maquina? La pregunta la responderá la ciencia ya que, a medida de que pase el tiempo, la habitación irá interactuando con nuestro cerebro gracias a aromas particulares, melodías encantadoras, luces rojas y cambios de temperatura. Todos y cada uno de estos estímulos resultan en una combinación explosiva de sensaciones "particulares" o "escalofríos calientes y placenteros" (así lo describieron algunos valientes que se adentraron en la habitación).
Como les anticipamos antes, el tabú alrededor del sexo y la sexualidad retrasa constantemente el avance técnico-científico sobre el argumento, pero con el tiempo vemos que esta situación se va flexibilizando y cada vez tenemos más y mejores estudios sobre una esfera de la vida fundamental.
Dentro de esta tendencia encontramos a Norma Jeane (nombre ficticio que esconde la verdadera identidad), una artista norteamericana y autora de este experimento/obra de arte del cual hablamos hoy. Nos explica que, siempre partiendo desde fundamentos científicos, el arte puede generar todo tipo de emociones. Pero esto no es lo innovador, siempre supimos el poder del arte. Lo interesante del experimento es como la ciencia interactuá con el arte creando un ambiente controlado para generar estímulos y que nuestro cerebro lo codifique en sensaciones precisas, en este caso, eróticas.
A partir de esto, las combinaciones posibles son infinitas y no nos tiene que llamar la atención si de acá a un par de años las obras de arte empiecen a tener esta tendencia, mezclándose cada vez más con la ciencia.
Que más decirles, si se pasean por la hermosa ciudad de Bolonia saben que tienen una atracción digna de una visita rápida como para ver, experimentar y disfrutar en carne propia la Habitación de los Orgasmos y sus secretos más íntimos y profundos.