Chef Luca Quattrocchi

21 de oct de 20212 min.

Historias de cocina: la trufa de Pizzo, una excelencia de Calabria

Calabria es el telón de fondo de esta dulce historia que partiendo de Lombardía, pasando por Sicilia, ve el nacimiento de uno de los emblemas de Pizzo Calabro: la trufa.

Historias de emigrantes

La trufa de Pizzo nació de una serie de coincidencias fortuitas: del encuentro de Dante Veronelli, empresario milanés, con una chica de Vibo Valentia y de su decisión de vivir en Calabria. Estamos alrededor de 1950 cuando se hizo cargo de un bar en la plaza central de Pizzo Calabro, al que dio su nombre, y llamó a un viejo compañero de armas de Messina, el pastelero Giuseppe de Maria: Don Pippo.

Virtud de la necesidad

En 1954, con motivo de una boda en el castillo de Murat, debido a la gran afluencia de invitados, Don Pippo se encontró sin moldes para tartas, por lo que decidió tomar una bola de helado de avellana, un chocolate y combinarlos después habiendo servido fundió chocolate en ella: prácticamente hizo helado de arancini, dejó enfriar durante tres horas y, antes de servir, espolvoreó todo con azúcar y cacao en polvo: nac la trufa

La trufa tuvo tanto éxito que empezó a producirla y, aún hoy, es posible degustarla sentado en la espléndida plaza de Pizzo Calabro, donde en las tardes de verano acuden los Napitini y los turistas a disfrutar de una de las muchas delicias culinarias que se ofrecen.

Transmitida de generación en generación, y aún elaborada de forma artesanal, con una receta secreta, la trufa de Pizzo, en 2006, fue el primer helado europeo en obtener la certificación IGP. Cierro este artículo deseando a todos suerte, al menos una vez, para hacer un viaje a Pizzo Calabro para degustar este manjar totalmente italiano.

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