La Perdonanza: memoria sacra e rito universale
- Il ValRadicante Il giornale italiano online
- 12 sept
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Las raíces medievales
En el corazón de la Edad Media, cuando la peregrinación representaba el único camino para obtener la remisión de los pecados, el papa Celestino V inauguró una vía inesperada y extraordinaria. Con la Bula del Perdón de 1294 estableció que quien, arrepentido y confesado, cruzara el umbral de la Basílica de Collemaggio entre el 28 y el 29 de agosto, podría alcanzar la indulgencia plenaria. Se trató de un acto revolucionario, que anticipó por siglos el concepto mismo de Jubileo. Ya no eran necesarios los agotadores viajes a Roma o Jerusalén, sino una puerta abierta en la ciudad de L’Aquila, destinada a convertirse en cruce espiritual y símbolo de misericordia.
La larga metamorfosis de la celebración
Con los siglos, la Perdonanza se transformó en un tejido complejo, entrelazando fe, mercados, encuentros diplomáticos y momentos de vida civil. En torno a la lectura solemne de la Bula se reunían multitudes de peregrinos, pero también mercaderes y viajeros que reconocían en la fiesta una ocasión de intercambio y sociabilidad. Aunque guerras, hambrunas y terremotos amenazaron en ocasiones la continuidad del rito, la comunidad aquilana siempre custodió el documento celestiniano como un tesoro inalienable. Cada año, la voz que proclama la Bula mantuvo viva la promesa de paz, renovando un pacto secular entre el hombre y lo divino.
Renacimiento y reconocimiento internacional
El terremoto de 2009, que devastó L’Aquila, pareció quebrar también el tejido simbólico de la ciudad. Sin embargo, la Perdonanza supo transformarse en un instrumento de renacimiento colectivo, convirtiéndose en emblema de resiliencia y esperanza. En 2019, la UNESCO reconoció su valor declarándola Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Desde entonces, la fiesta se ha ampliado en un calendario de eventos artísticos, teatrales y musicales que han acrecentado su resonancia internacional, sin perder su matriz espiritual.

Más allá de la fe: la participación laica en la Perdonanza
Si para los creyentes la Perdonanza conserva el significado de un peregrinaje interior, para quienes no comparten la dimensión religiosa, se traduce en una experiencia de comunidad y memoria histórica. Muchos se acercan por curiosidad cultural, atraídos por las recreaciones medievales y la magnificencia de los cortejos; otros participan para testimoniar valores universales como la reconciliación, la solidaridad y el diálogo. Así, la fiesta no se limita a un ámbito confesional, sino que se convierte en patrimonio de toda la sociedad, que busca reconocerse en ideales comunes.
Tradiciones, símbolos y curiosidades sobre la Perdonanza
La Bula del Perdón, conservada en un cofre de madera medieval, es llevada en procesión entre multitudes, casi como si fuera una reliquia viviente.
La apertura de la Puerta Santa de Collemaggio precede por siglos a la institución jubilar romana, razón por la cual muchos historiadores la consideran la primera forma de Año Santo.
Las recreaciones históricas y los desfiles con trajes de época recrean la atmósfera del siglo XIV, con un cuidado escenográfico que atrae a estudiosos y turistas de todo el mundo.
Hoy, la Perdonanza es también un laboratorio cultural: congresos académicos, exposiciones y conciertos internacionales testimonian su evolución de rito religioso a contenedor universal de experiencias.
Consejos para los visitantes
Quien desee vivir la Perdonanza no solo como espectador, sino como partícipe de su espíritu, debería concederse tiempo para sumergirse en la atmósfera de la ciudad. Es recomendable llegar a L’Aquila en los días previos a la apertura de la Puerta Santa, para asistir tanto a los eventos culturales paralelos como a la sugestiva procesión de la Bula. Las recreaciones medievales, con sus trajes preciosos y las escenografías urbanas, devuelven un fragmento del siglo XIV que fascina incluso a los más escépticos. Los visitantes podrán además explorar el centro histórico reconstruido, admirar la Basílica de Collemaggio restaurada tras el terremoto y degustar la cocina típica abruzzesa. De este modo, la Perdonanza no aparecerá solo como un rito que observar, sino como una experiencia total, capaz de entrelazar fe, arte, historia y convivencia.
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