¿El señor feudal tenía “derecho” a la primera noche? Mito, poder y picardía medieval
- Alejandra Molina
- hace 1 día
- 3 Min. de lectura
La escena es conocida, o al menos imaginada con frecuencia: una joven campesina se casa, pero antes de pasar su primera noche con su esposo, debe ser entregada al señor feudal del castillo. Él, como dueño de las tierras y de las vidas que las habitan, ejercería su presunto “derecho de pernada” o "Ius primae noctis" —literalmente, “derecho de la primera noche”—. ¿Romántico? No. ¿Real? Tampoco tanto.

Aunque esta idea ha sido repetida por siglos en libros, películas y series (sí, Braveheart, te estamos mirando), la historia verdadera es más enredada y mucho menos escandalosa de lo que parece. Pero no por eso menos interesante.
Derecho a la Primera noche dudoso… pero muy citado
"Ius primae noctis" es una expresión en latín que se refiere al supuesto derecho de los señores feudales de pasar la primera noche de bodas con la esposa de uno de sus siervos. En otras palabras, una forma medieval de abuso institucionalizado con ropaje de costumbre legal. El problema es que no hay evidencia concreta de que este “derecho” haya sido ejercido de manera sistemática o siquiera reconocido formalmente en la mayoría de los lugares.

Los historiadores coinciden en que más que una práctica legal, se trató de un mito construido y alimentado a lo largo de los siglos. Su origen puede rastrearse a crónicas medievales, textos literarios e incluso propaganda anticlerical de tiempos posteriores, donde se buscaba pintar al feudalismo como un sistema brutal y a sus nobles como figuras depravadas.
¿Entonces nunca pasó?
Bueno… decir “nunca” en historia es siempre arriesgado. Lo cierto es que no hay registros jurídicos sólidos que respalden la existencia institucionalizada del Ius primae noctis en Europa. Lo que sí existían eran tasas o impuestos que los siervos debían pagar al señor al momento de casarse. En algunos casos, si una pareja quería evitar que su hija pasara una noche en el castillo —como gesto simbólico, no necesariamente sexual—, debía abonar una suma. Esa ambigüedad alimentó la leyenda.
También hay que entender el contexto: las relaciones entre señores y siervos eran profundamente desiguales, y el abuso de poder, en muchas formas, era parte de la vida cotidiana. Así que aunque el “derecho” como tal pueda ser mito, el control sobre la vida íntima de los campesinos no lo era tanto.
Primera noche del medioevo al cine… y al meme
El mito del derecho de pernada encontró terreno fértil en la imaginación colectiva. La literatura del Renacimiento y los relatos ilustrados lo usaron para denunciar los abusos de la nobleza. En el siglo XIX, muchos autores lo retomaron para subrayar el atraso de la Edad Media frente al supuesto progreso moderno. Y más recientemente, películas épicas y series medievalistas lo han mantenido vivo, aunque casi siempre sin aclarar su dudosa veracidad histórica.
Hoy, el "Ius primae noctis" sigue circulando, a veces como broma, a veces como ejemplo de los excesos del poder en tiempos pasados. Pero también nos invita a pensar cómo ciertos mitos —por escandalosos, por morbosos o por útiles— pueden sobrevivir siglos y volverse más creíbles que los hechos reales.
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