" ¡Hasta el infinito y más allá! " decía el personaje de una película. Bueno, esta empresa pugliese dio en el clavo y ya no le alcanza con el mercado mundial. El espacio, la última frontera para Tiberino 1888.
¿Tradición o tecnología?
" Los mercados ya están saturados, inventar es complicado. Pero ser italianos es un punto de partida optimo ". Así cerraba una entrevista uno de los dueños de la empresa familiar Tiberino 1888, y nosotros queremos empezar nuestro articulo justamente por esta frase, para no olvidarnos nunca una de las más grandes virtudes del italiano, la inventiva.
PARLA ITALIANO CON ITALIANI DA TUTTO IL MONDO
Con un recorrido de más de 30 años y 4 generaciones de respaldo en el sector, la familia Tiberino pasó de confeccionar y distribuir especialidades pugliesas a tener que reinventarse frente a un mercado alimentar cada vez más tecnológico y competitivo, en donde la eficiencia va de la mano con el crecimiento. En una situación así, muchos hubieran dejado de lado la tradición para aumentar las ventas, pero justamente aquí está el secreto. En vez de rescindir lo clásico, le sumaron todo lo que la tecnología puede ofrecer, logrando resultados de otro planeta.
Desde Italia a la Nasa
Suena imposible, pero así es. Desde la hermosa Puglia hasta la lejana Estación Espacial Internacional. Utópico dirían muchos, realidad para esta empresa especialista en el Made in Italy y exportadora de la calidad que nos contra distingue del resto.
Llega en el año 2007 la primera oportunidad de mandar un cargamento dentro de una misión espacial, y no la desperdician. Ahora tienen más de 60 productos y muchos son utilizados como Bonus Food por los astronautas. Deshidratados, sin conservantes ni adictivos, con productos de primerísima calidad, y obviamente con todo el peso de lo tradicional. También están desarrollando una linea de productos vegetarianos, que les llevará a dar el siguiente paso, estando siempre a la vanguardia.
Nosotros no podemos que festejar la excelencia italiana que ya sobrepasó los confines de la tierra y demuestra día a día que el mundo le comienza a quedar chico. Gracias a Tiberino 1888 los astronautas de todo el mundo (pero sobre todo los italianos), van a extrañar un poco menos su hogar, gustando un platillo clásico de la mejor cocina del globo.
