La Bruja Berta: la sombra arcana de las leyendas de Brescia
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- 7 oct
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Una sombra a través de los siglos
Entre las figuras más enigmáticas del folclore de Brescia se alza la inquietante presencia de la Bruja Berta, una criatura nocturna capaz de unir pedagogía popular y fascinación arcana. Según las leyendas, Berta hacía su aparición en la víspera de la Epifanía, cuando el invierno envolvía la ciudad en hielo y silencio. Vagaba entre callejones y patios, e incluso rozaba las murallas del Castillo de Brescia, buscando a los niños desobedientes. Su “toque maléfico” podía condenarlos a un destino oscuro, arrastrándolos a una cueva secreta, si los padres no lograban salvarlos pronunciando en voz alta sus nombres.
Los ritos de protección
El pueblo, sin embargo, no permanecía indefenso. Existían rituales domésticos para proteger la casa de la visita de la bruja: detrás de las puertas se colocaba una escoba de mijo o un peine de dientes finos. La tradición dice que Berta se veía obligada a contar uno a uno los hilos o los dientes, sin poder terminar la tarea antes del amanecer. Esta obsesión numérica, atribuida a los espíritus malignos en muchas culturas europeas, se convertía en un talismán silencioso e invisible.
La función pedagógica
Más allá del elemento mágico, la leyenda de Berta guardaba una función educativa. Encarnaba los temores de la infancia y, al mismo tiempo, el poder disciplinario de la comunidad. Narrada durante las veladas invernales, representaba una especie de código oral que delimitaba la frontera entre orden y caos, obediencia y rebeldía. Así, el mito no solo infundía miedo, sino que también regulaba los comportamientos sociales, convirtiéndose en un lazo cultural entre generaciones.
Una leyenda que aún vive: la bruja Berta
Hoy, en una Brescia dinámica y orientada hacia el futuro, la Bruja Berta no ha desaparecido: al contrario, continúa viva bajo nuevas formas. En los barrios históricos se organizan noches de narración en torno a su mito, mientras que las visitas guiadas nocturnas al Castillo de Brescia evocan su presencia mediante juegos de luces y voces narradoras. En los meses de invierno, especialmente cerca de la Epifanía, su historia se presenta a los niños como espectáculo, transformándose de amenaza ancestral en patrimonio cultural compartido.

el temor a la identidad
El rostro severo de la bruja ya no es solo una pesadilla infantil, sino el símbolo de una memoria colectiva. Si antes su toque representaba el miedo, hoy su leyenda testimonia la resiliencia de las tradiciones populares, capaces de adaptarse al cambio de la sociedad. Berta sobrevive como guardiana de la parte más profunda y misteriosa de la identidad bresciana, en un entrelazamiento entre mito e historia que devuelve a la ciudad un alma suspendida entre pasado y presente.
Un misterio que perdura
Cuando las campanas del Ave María resuenan en las noches de invierno y la niebla envuelve las murallas del Castillo, no faltan quienes se preguntan si la sombra de la Bruja Berta no seguirá caminando por las calles silenciosas, lista para contar escobas y peines, para robar los sueños de los niños o para custodiar, celosa, el secreto de un mito que nunca deja de vivir..



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