Sumergido en el paisaje de la Maremma toscana, resguardado sobre un macizo toboso, se encuentra un pueblito de orígenes antiquísimos e de historia complicada, Pitigliano, la Jerusalem italiana, así llamado en razón de la histórica presencia hebrea.
Pero esta ciertamente no es la única peculiaridad del borgo. Pitigliano, de hecho, presenta construcciones etruscas, paleo-cristianas, medievales, renacentistas y, a poca distancia del poblado, se encuentra hasta un sitio megalítico, ¡una pequeña Stonehenge en el Centro de Italia!
Una fundación remota
A poquísimos kilómetros del pueblito hay un importante sitio constituido por varios megalitos que han sido transportados desde canteras cercanas y arreglados para crear un observatorio astronómico por medio del cual calcular, parece, el transcurrir de las estaciones. Se considera que el sitio tenga más de 4000 años de antigüedad.
En tiempos más recientes, Pitigliano fue un asentamiento etrusco y a testimonio de eso quedan, además de las necrópolis fuera de la ciudad, las así dichas Vie Cave: unos pasillos excavados en la toba, cuyo ancho varía de los 2 a los 4 metros, y cuya altura, en ciertos casos, toca hasta los 25 metros.
Después del período etrusco comenzó la fase romana. A la edad tardo-romana remonta el templete paleo-cristiano, en el cual se leen inscripciones que remiten a la Pascua del 397. d.C. y que probablemente fue sacado de una más antigua tumba etrusca excavada en la roca.
¿Cómo se ha convertido en una pequeña Jerusalem?
En el período medieval y renacentista el burgo ha tenido diferentes señores, en particular los Condes Orsini, que en el siglo XVI decidieron no dictar edictos discriminatorios contra los hebreos, cosa que por lo contrario pasó en otros estados limítrofes. Por tal razón en Pitigliano se reunió una importante comunidad hebrea, la única de la Maremma, que se integró perfectamente con el resto de la población, dejando notables herencias, como la sinagoga del 1598.
Cuando los Medici se convirtieron en los señores de la zona, los hebreos fueron relegados al gueto, pero siguieron teniendo gran importancia, tanto que pudieron ser parte del Consejo comunal. La convivencia marcada por el respeto hizo ganar a Pitigliano el calificativo de ‘pequeña Jerusalem’ y en el 1799 los habitantes cristianos defendieron a los judíos de los militares anti-franceses que querían saquear el gueto.
Desafortunadamente, las leyes raciales y la Segunda Guerra Mundial hicieron que la próspera comunidad hebrea desapareciera. Pero ahora la sinagoga ha sido reabierta, junto con otros edificios conectados a la presencia judía, e hay también un museo dedicado a la civilización hebrea.
Un paisaje impresionante
En conclusión, la historia de Pitigliano es larguísima y abigarrada y ha plasmado el aspecto del centro habitado, haciéndolo extraordinariamente pintoresco y absolutamente único. Imaginen qué se puede probar paseando entre las callejuelas de un burgo medieval construido sobre un espolón de roca, accesible por un solo lado, que está protegido por un antiguo castillo-fortaleza, el Palacio Orsini.
Imaginen echar una mirada al paisaje circundante, y ver las construcciones que parecen salidas de una película o de una novela, y una naturaleza magnífica. Imaginen caminar entre las paredes de toba excavadas por los antiguos etruscos y escrutar el moto del sol a través de las hendiduras de un observatorio astronómico viejo de milenios. Todo esto es Pitigliano, la Jerusalem Italiana. ¡Y mucho más!
