Un Hotel Secreto en Milán: El Diurno Venezia, el Subsuelo que Cuenta una Época
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- 23 oct
- 2 Min. de lectura
Un lugar olvidado bajo el corazón de Porta Venezia
Bajo el ritmo incesante de los tranvías y los pasos que cruzan la Piazza Oberdan, se oculta un mundo que ya no pertenece a nuestro tiempo. El Diurno Venezia, diseñado en 1925 por el genial Piero Portaluppi, es uno de los lugares más sorprendentes y misteriosos de Milán: un hotel subterráneo para viajeros de paso, donde el lujo se unía a la utilidad y la higiene se convertía en una experiencia estética.
Entrar hoy en el Diurno significa descender a otra dimensión: paredes de mármol, mosaicos geométricos, lámparas de latón y espejos que reflejan una elegancia perdida. Era un lugar pensado para quienes llegaban a la ciudad sin baño, sin habitación o sin un momento de descanso. Allí se podía tomar un baño en una bañera de porcelana, afeitarse, cortarse el cabello o lustrar los zapatos —todo ello inmerso en un ambiente de exquisito gusto Art Déco.
Milán subterránea y moderna
En los años 20, Milán era la capital del progreso. Portaluppi, que diseñaba centrales eléctricas y edificios futuristas, supo transformar un servicio público en una pequeña obra maestra de la arquitectura moderna. El Diurno Venezia abría desde las primeras luces del alba hasta entrada la noche, punto de paso para empleados, viajeros y damas elegantes que regresaban de sus compras por corso Buenos Aires.
Cada detalle hablaba de una ciudad que creía en el futuro: los grifos de latón, las cabinas numeradas, la inscripción “Aguas termales” grabada en mármol. Era un templo laico de la modernidad, donde incluso el gesto cotidiano de lavarse se volvía símbolo de dignidad y civilización urbana.
Del silencio al despertar de un hotel
Con la llegada del bienestar doméstico en los años 60, el Diurno perdió su función original. Las luces se apagaron lentamente y el hotel subterráneo cayó en un sueño que duró décadas. Solo en los últimos años, gracias al compromiso del FAI – Fondo Ambiente Italiano, el lugar ha vuelto a respirar. Hoy puede visitarse en ocasiones especiales, y quien desciende por la escalera de la Piazza Oberdan no olvida jamás esa sensación: el tiempo que se detiene, la ciudad que habla desde el subsuelo.

Una joya oculta de la memoria urbana
El Diurno Venezia no es solo un monumento, sino un relato subterráneo de la Milán que fue: aquella que creía en el progreso como forma de belleza. Entre sus baldosas brillantes y sus sombras doradas, parece aún escucharse el susurro de los periódicos matutinos, el aroma del jabón francés, el paso apresurado de quien buscaba un instante de paz antes de regresar a la vida en la superficie.
El “secreto más elegante de Milán” sigue allí, bajo nuestros pies —esperando que la ciudad, una vez más, aprenda a escuchar la voz de su pasado.una volta, impari ad ascoltare la voce del suo passato.



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