En el resto del mundo casi nadie sabe quien sea, pero en Italia la Befana es parte del imaginario colectivo cuanto Papa Noel. O bien, quizás aún más, porque no es raro escuchar usar esa palabra a lo largo de todo el año, para señalar a una mujer fea o antipática. Pero la historia de la Befana es desconocida aún a la mayoría de los italianos.
Lo que todos saben es que la viejecita vuela a caballo de una escoba, está vestida de harapos y lleva un saco lleno de golosinas y juguetes, pero también de carbón, y que rellena las medias que los niños dejan colgadas a la chimenea.
¿De dónde viene la Befana?
‘Befana’ es un nombre popular derivado del transformación de la palabra griega Epifanía, es decir ‘manifestación’, ‘aparición’, y que identifica el día en que, según la tradición, los Tres Reyes Magos alcanzan al Niño Jesús, ofreciéndole en don oro, incienso y mirra.
¿Pero qué tiene que ver la viejecita jorobada y de mentón puntiagudo con los Reyes? Una leyenda viene a socorrernos para contarnos la historia de la Befana. Parece que, en su largo viaje para encontrar al Niño, los sabios reyes venidos desde lejos hubiesen pedido indicaciones sobre la via a emprender a una mujer anciana.
Después de haber recibido las informaciones que querían, le ofrecieron de unirse a ellos, pero, a pesar de sus insistencias, la viejecita no quiso acompañarlos. Mas luego se arrepintió, así tomó una saco lleno de dulces y se fue a buscar a aquellos hombres. No los alcanzó, pero empezó a regalar golosinas a todos los niños que encontraba, esperando que uno de ellos fuese Jesús.
Un símbolo desde la antigüedad
Pero la Befana en realidad es mucho más antigua del cristianismo. Su simbología ahonda en tradiciones remotas. La Befana es vieja como el año que se va, y los dones que dispensa a los más jóvenes son de buen auspicio para el año apenas empezado.
El origen parece remontar hasta ritos paganos del siglo X-VI a.C., presentes en la tradición celta pero también en el mitraismo. Tales ritos fueron heredados por los romanos, que los insertaron en un período muy particular del calendario: los doce días siguientes al solsticio y anteriores a la fiesta del Sol invictus. En esa doce noches se creía que figuras femeninan volasen sobre los campos para hacerlos fecundos.
De allí, per lo tanto, derivaría la tradición de la Befana que vuela sobre una escoba. Nada a que ver con las brujas malvadas, entonces; si acaso, sería una referencia a antiguas divinidades femeninas ligadas a la vegetación y a la caza, como Diana, Abundia o Satia.
Hay también quien conecta a la generosa viejita con una fiesta romana en honor de Jano y Strenia, durante la cual se intercambiaban dones de buen agüero. La cosa más probable es que en la actual recurrencia de la Epifanía hayan confluido variadas festividades tradicionales paganas, reelaboradas en clave cristiana, aunque es innegable que la Befana de cristiano tenga muy poco.
La Befana en la actualidad
La viejecita fea pero simpática es parte integrante de la cultura popular italiana. No es para nada raro escuchar afirmar que una mujer de aspecto poco agradable sea una befana. Y, aún si la verdadera Befana es gentil, a veces se puede usar tal expresión para hacer entender que una mujer, sobre todo si un poco major, es hosca y antipática.
Para decir la verdad no siempre la viejita volante es generosa: si con los niños buenos se muestra bondadosa llenando sus medias de golosinas, fruta y pequeños juguetes, los más caprichosos y desobedientes podrían tener la amarga sorpresa de encontrarse la media llena de carbón. Desde hace algún tiempo las dos cosas se pueden conciliar, ya que en este período del año hay dulces con forma de carbón para poner en la media.
La Befana, además, es la protagonista de muchas fiestas a lo largo de Italia. Una de las más conocidas se desarrolla en Urbania, en las Marcas, donde un hombre disfrazado de vieja fea “vuela” sobre una escoba gracias a un cable de metal, durante una alegre manifestación en que se distribuyen caramelos y bombones a los niños entusiastas.
Cantilenas y dichos
Como demostración de cuanto este personaje sea noto y amado, baste con decir que todos conocen alguna cantilena dedicada a ella. Hay muchas variantes, pero quizás la más famosa es esta:
«La Befana viene por la noche con los zapatos todo rotos con los parches en la falda viva viva la Befana!»
Se puede afirmar que en Italia ella sea una institución cultural, que constituye una parte importantísima de las fiestas navideñas, de las cuales marca la conclusión. Otro dicho, de hecho, reza: «La Epifanía se lleva todas las fiestas»
Y aún si la historia de la Befana no es del todo clara y bien conocida, la feísima viejita desharrapada que vuela sobre su escoba en la noche entre el 5 y el 6 de enero tiene un lugar en el corazón de todos los italianos.
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