Cualquiera que tuvo la suerte de ver algunas monumentos, edificios o calles construidas en la antigüedad, no puede que hacerse una sola pregunta ¿cómo puede ser que siga en pié? Nos alegra decir que recién ahora la ciencia moderna pudo verificar el secreto de las construcciones romanas, abriendo un interesante camino a favor de lo eco-sostenible.
Construir la eternidad
Uno cuando esta parado delante de una obra maestra como es el Coliseo, o admirando los acueductos que hay desparramados por toda Italia, o otras construcciones de la época romana, no puede que parar y reflexionar. Si, porque las preguntas se disparan solas. Tal vez algunos se preguntarán con que necesidad construían estos monumentos. Otros dudaran sobre como fueron construido. Mientras que otros tratarán de descifrar bajo que hechizo se encuentran estos edificios que, luego de miles de años, siguen de pié, como si se tratara de algo indestructible.
Nosotros vivimos la era del plástico, de lo volátil y lo efímero. No pensamos en construir para la eternidad como si hacían otras civilizaciones. Pero, al margen de esto, ¿nosotros podríamos construir edificios que duren miles de años? Esa respuesta no la sabemos, pero lo que si sabemos es como lo hacían los romanos.
Para modernos los antiguos
Frase típica que intenta avisarnos que nuestros antepasados tenían muchas cosas que enseñarnos. Y la construcción es una de ellas. Por ejemplo, Plinio il Vecchio, escritor y militar romano, ya había podido observar que la estructuras de los puertos "se transformaba en una masa única de piedra, inexpugnable a las olas y cada día más fuerte". Parece un enigma, pero es una gran verdad.
Gracias a investigadores de la universidad de Utah y a sus análisis y estudios intensivos sobre la composición de los minerales del viejo hormigón romano, ahora sabemos que además de la mezcla de malta, tufo y cenizas volcánicas, es el agua de mar el verdadero ingrediente secreto.
Esto se debe a que el agua de mar al entrar en contacto con la ceniza volcánica permite a los minerales de crecer dando vida a composiciones cargadas de sílice, símil a los cristales de las rocas volcánicas. Estos minerales fortifican la cimentación aumentando la resistencia del hormigón.
Esto es tan fascinante como sorprendente si pensamos que no solo es una manera muy eficiente y practica de construir, sino que además es totalmente eco-sostenible y podría dar una gran contribución en la lucha contra el cambio climático.
Pero por desgracia, los científicos no tienen las proporciones correctas de los ingredientes, lo que hace imposible reproducir esta técnica, por ahora. Así que, después de todo descubrimos el secreto de las construcciones romanas, pero nuestros antepasados siempre se esconden un as bajo la manga.
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